Tradicionalmente, China se ha ubicado entre los primeros lugares de las listas de países que aplican una férrea censura a los medios de comunicación, en tanto que el uso de Internet está estrictamente regulado.
Aún así, el gobierno chino parece ser de la opinión que el flujo de información es demasiado liberal, por lo que desea controlar aún más el acceso a Internet en el país.
En la práctica, las autoridades desean establecer una Internet china exclusiva, o quizás mejor dicho una Intranet nacional, separada del resto del mundo cibernético. En tal red, los chinos sólo tendrían acceso a la información que las propias autoridades hayan aprobado.
Aparte de la censura directa y activa, las autoridades chinas obligan a los proveedores de conexión a Internet a controlar los sitios visitados por sus clientes. Entre los sitios inaceptables para Beijing figuran aquellos con juegos en línea con apuestas de dinero, pornografía y sitios de disidencia política.