Con ello, Internet deja de ser un recurso en que la ciudadanía china ha podido disfrutar de ciertos espacios de acceso libre a la información, que llega a su fin con la implantación de nuevas medidas y procedimientos de vigilancia electrónica automática y manual.
Como en la mayoría de los casos de censura impuesta por gobiernos autoritarios, China invoca la seguridad interior del Estado como argumento para controlar los pasos que sus ciudadanos dan en el ciberespacio.
Una posibilidad de eludir la censura había sido publicar la información en servidores ubicados fuera de China. Tal agujero del sistema ya quedará sellado definitivamente por el gobierno de Beijing, que en información difundida por la prensa china el miércoles 26 señaló que toda la información que tenga su origen en China estará sujeta a censura.
En la actualidad, más de 10 millones de chinos se conectan a Internet regularmente, y se espera que tal cantidad será doblada dentro de los próximos doce meses.