La empresa analizó los efectos de mostrar a los usuarios mensajes de tono positivo o negativo en su sección de noticias. El objetivo era determinar cómo la exposición a tal material afectaba las emociones de los usuarios (o al menos el estado de ánimo vertido en sus propios artículos).
Los científicos autores del informe precisaron que la participación en el experimento contaba con la “autorización tácita” de los 700.000 usuarios, por el sólo hecho de haberse apuntado a la red social. En tal sentido, adujeron una cláusula ad-hoc de los términos de servicio. Sin embargo, ha trascendido que la cláusula en cuestión fue agregada con posterioridad a la realización del estudio, lo que contradice los dichos de Facebook.
La organización de protección de consumidores Consumer Watchdog ha criticado públicamente a la empresa. “Hay una regla aceptada desde hace mucho tiempo por la comunidad científica, en el sentido que la investigación que involucre a seres humanos requiere el consentimiento informado de éstos. Es evidente que estos científicos no contaban con tal consentimiento”, dijo John M. Simpson, director del Proyecto de Privacidad de Consumer Watchdog, agregando que “el comportamiento poco ético y desvergonzado no es novedad al tratarse de Facebook, sin embargo, los investigadores académicos involucrados en el proyecto y de la Academia Nacional de Ciencias, que publicó los resultados, deberían estar avergonzados”.
Ahora el tema ha llegado a las autoridades reguladoras en países europeos.
El diario británico Financial Times informa que la Oficina del Comisionado de Información del Reino Unido (ICO), ha iniciado una investigación de Facebook, pero que por ahora es prematuro adelantar si la compañía ha infringido alguna ley. Según el informe, ICO está facultada para obligar a una empresa a cambiar sus políticas y aplicar multas de hasta 500.000 euros.
Por su parte, Bloomberg informa que la Oficina del Comisionado de Protección de Datos de Irlanda ha estado en contacto con la empresa, requiriéndole información adicional. Este punto es relevante, considerando que la sede europea de Facebook se encuentra en Irlanda.
La publicación cita una declaración del portavoz de Facebook en el Reino Unido: “Está claro que el estudio ha molestado a algunas personas, y asumimos la responsabilidad correspondiente. Queremos mejorar a futuro y estamos mejorando nuestros procedimientos debido a esta información. El estudio se realizó dando la debida protección a los datos de los usuarios, y estamos dispuestos a responder a cualquier pregunta que las autoridades reguladoras puedan tener”.
Adam Kramer, co-autor del estudio, ofreció previamente una explicación en un post de Facebook, mientras que Sheryl Sandberg, Vicepresidenta de Operaciones de Facebook, admitió que la compañía hizo un mal trabajo de comunicación en torno al tema.
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