Zhukov fue detenido en Bulgaria en 2018 y al año siguiente extraditado a los Estados Unidos. El tribunal determinó que el acusado y sus cómplices robaron más de 7 millones de dólares a anunciantes, editores, plataformas y otras personas del sector de la publicidad digital de los Estados Unidos. El Tribunal también sentenció a Zhukov al pago de 3.827.493 dólares, ya decomisados.
“Sentado ante el teclado de su computadora en Bulgaria y Rusia, Zhukov ideó y llevó a cabo audazmente un elaborado fraude multimillonario contra la industria de la publicidad digital, y victimizó a miles de empresas en todo Estados Unidos. La sentencia de hoy responsabiliza al acusado por su engaño y robo descarado de más de 7 millones de dólares, y envía un poderoso mensaje a los ciberdelincuentes de todo el mundo de que no hay escapatoria del alcance internacional de las fuerzas del orden”, declaró la fiscalía en su acusación.
Entre septiembre de 2014 y diciembre de 2016, Zhukov operó una supuesta red publicitaria -Media Methane- y llevó a cabo un esquema de fraude publicitario digital que llegó a conocerse como “Methbot.” Media Methane tenía acuerdos comerciales con otras redes publicitarias por los que recibía pagos a cambio de colocar anuncios -principalmente de vídeo- en sitios web. En lugar de colocar los anuncios en las páginas web de los editores reales, donde los usuarios humanos de Internet los verían, Zhukov alquiló más de 2.000 servidores informáticos alojados en centros de datos comerciales en Dallas, Texas, Ámsterdam y los Países Bajos, y programó los servidores informáticos de los centros de datos (los “bots”) para simular que los humanos veían los anuncios en las páginas web. Zhukov y sus cómplices programaron los bots para que cargaran anuncios reales en páginas web en blanco, al tiempo que simulaban que los anuncios se cargaban en páginas web reales, “falseando” los dominios de más de 6.000 editores, entre ellos The New York Times, el New York Post, el New York Daily News, Newsday y el Staten Island Advance.
Para crear la ilusión de que los usuarios humanos de Internet estaban viendo los anuncios cargados en estas páginas web suplantadas, Zhukov y sus co-conspiradores programaron los bots para que aparecieran y se comportaran como usuarios humanos de Internet: representando falsamente que tenían pantallas y ratones, que ejecutaban sistemas operativos utilizados para ordenadores personales y que ejecutaban navegadores de Internet disponibles comercialmente (como Chrome, Internet Explorer y Firefox), cuando no era así. Zhukov y sus cómplices también programaron los bots para que hicieran clic en una pantalla un número determinado de veces al azar, simularan que el ratón se movía y se desplazaba por una página web, iniciaran y detuvieran un reproductor de vídeo en medio de su recorrido, eludieran los captchas, aceptaran cookies y aparentaran estar conectados a servicios populares de redes sociales como Facebook, Twitter y Google.
Además, el acusado alquiló más de 765.000 direcciones de Protocolo de Internet (“IP”), asignó múltiples direcciones IP a cada servidor del centro de datos y luego registró fraudulentamente direcciones IP a nombre de los principales proveedores de Internet de Estados Unidos. Zhukov introdujo la información falsa sobre el uso y la ubicación en bases de datos de IP que son ampliamente utilizadas en la industria para hacer creer que los ordenadores en cuestión pertenecían a usuarios humanos de Internet situados en hogares y empresas de todo Estados Unidos.
Zhukov reclutó a programadores informáticos y otros empleados para que le ayudaran a perpetrar el plan y a construir la infraestructura técnica necesaria para crear el tráfico publicitario fraudulento. Se refería a estos individuos como “mis desarrolladores”, y se autodenominaba “rey del fraude”.
Las empresas víctimas pagaron colectivamente más de 7 millones de dólares por anuncios que nunca fueron vistos por usuarios humanos Internet y que nunca se mostraron en páginas web reales.
Zhukov dirigió y transfirió los ingresos de la estafa a múltiples cuentas bancarias personales y corporativas en Bulgaria, Rusia, el Reino Unido, la República Checa, Letonia y Chipre. Se quedó con el 75% de los ingresos de la estafa y se embolsó más de 4,8 millones de dólares del fraude.
Entre las pruebas aportadas por el FBI se incluye la siguiente transcripción de un chat entre Zhukov y un cómplice, interceptado en 2014 durante la investigación: “Es sencillo. Mientras estaba bebiendo me di cuenta de que necesitaba dinero cuanto antes :-) y como soy un timador experimentado, inmediatamente empecé a pensar en cómo podía estafarlos a todos, una vez más :-) y lo conseguí :-)”.
Ilustración: Departamento de Justicia de Estados Unidos