Sin embargo, lo anterior presupone que el gobierno autocrático de ese país apruebe una enmienda de ley presentada hace ya siete años. De aprobarse la enmienda, se eliminaría el privilegio absoluto de universidades y otras reparticiones públicas de usar la red y beneficiarse de ella.
Si bien es cierto el reino saudí se opone en gran medida a costumbres occidentales como por ejemplo el cine, no puede seguir desconociendo el valor de Internet como canal de comunicación. El problema radica entonces, para las autoridades saudíes, en establecer mecanismos técnicos y legales para impedir el acceso de su población a sitios considerados inmorales o perniciosos.
Según AFP, el acceso a Internet para el público en general estará permitido a contar de enero próximo para las poblaciones de la capital saudí y de otros importantes centros urbanos. El acceso será ofrecido mediante compañías privadas, de las cuales 160 ya han solicitado permisos para operar.
Actualmente ya hay 30.000 cibernautas en Arabia Saudita, que navegan por la red mediante conexión a proveedores de acceso en países vecinos. No es difícil llegar a la conclusión de que el valor de tal forma de acceso a Internet es muy costosa. Y aunque los países vecinos de Arabia Saudita ofrecen acceso a la red, lo cierto es que también aplican una rigurosa censura al material que consideran inadecuado.