A un año de la compra de Twitter por Musk, la empresa no remonta el vuelo

Un día como hoy hace un año, Elon Musk se embarcó en una audaz aventura, adquiriendo Twitter por la asombrosa cifra de 44.000 millones de dólares y rebautizándola posteriormente como “X”.

La estrategia de Musk parecía ser una operación de capital riesgo, aunque atrajo la atención no por su respaldo institucional, sino por su pura audacia. Hasta ahora ha sido un viaje turbulento.

La adquisición ha estado marcada por un considerable endeudamiento, diversos contratiempos judiciales, un cambio en la cúpula directiva, despidos y una serie de revisiones estructurales destinadas a abordar los problemas centrales, según éstos fueron percibidos por Elon Musk.

Fidelity, coinversor en Twitter junto a Musk, devaluó sus acciones de Twitter, ahora X, en un formidable 61,43% a finales de agosto. Además, se espera que las instituciones financieras asuman un recorte del 15% sobre la deuda de la que han luchado por desprenderse, según el Wall Street Journal.

Paralelamente, cálculos publicados por Sensor Tower revelan una desalentadora caída del 38% en las descargas de aplicaciones a nivel mundial entre octubre de 2022 y septiembre de 2023, con EE.UU. experimentando un declive aún más pronunciado. La empresa de análisis SimilarWeb informa de un descenso global del 14,8% en usuarios activos mensuales, con una caída del 17,8% solo en EE.UU., con métricas como la participación media diaria de los usuarios y el tráfico web global a la baja y la fuga de usuarios al alza. Musk reconoció abiertamente una caída desalentadora del 60% en el negocio publicitario de la empresa en EE.UU. durante el mes pasado.

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Según analistas, un dilema fundamental es que el cuaderno de jugadas de Musk no encaja con la dependencia del capital riesgo de un flujo de caja robusto, especialmente para atender los pagos de intereses. A pesar de los amplios esfuerzos de recorte de costes, X no ha logrado un flujo de caja positivo. Las predicciones de Musk sobre un giro financiero positivo se han tambaleado repetidamente. En marzo, por ejemplo, afirmó con optimismo que la empresa podría tener un flujo de caja positivo en el segundo trimestre, para luego ver cómo no se materializaba. La CEO Linda Yaccarino se hizo eco de su optimismo en agosto, sugiriendo que la empresa estaba “bastante cerca de alcanzar el umbral de rentabilidad”, pera luego retrasar el plazo hasta “principios de 2024”.  La gobernanza de X sigue sin estar estructurada, sin consejo de administración ni CFO. 

Las preocupaciones de Musk sobre su impulsiva inversión han sido evidentes desde el comienzo, cuando demandó a Twitter para deshacer el acuerdo. Las erráticas acciones de Musk, junto a sus delirantes intervenciones como usuario de su propia red social hasta la fecha, paradójicamente no hacen sino aumentar la probabilidad de Twitter/X se convierta en uno de los fracasos más destacados del capital riesgo de los últimos tiempos. 

Ilustración: Diario TI vía Midjourney y Canva


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