En la Web abierta, prácticamente no hay controles que impidan que un nuevo producto o servicio se lance a competir por ganar adeptos entre los usuarios. ¿El resultado? Formidables sumas de dinero fruto de oportunidades económicas y apariciones constantes de nuevos productos y servicios.
Sin embargo, el modelo de publicación abierta de la Web se está viendo desafiado por la aplicación y su controlador de acceso; la llamada app store. Si bien este modelo ha ofrecido varias ventajas (entre ellas las normas de cumplimiento de calidad, seguridad y accesibilidad) ha supuesto un paso atrás para Internet, especialmente en términos de desarrollo internacional.
Esta semana, Mozilla ha lanzado con Caribou Digital su informe its Winners & Losers in the Global App Economy, a través del cual explora cómo las aplicaciones están dando forma a los modos en que interactuamos con la Web, aunque sin reflejar su naturaleza global.
El foco de esta investigación se limita a la economía de las aplicaciones mediada por las tiendas formales de aplicaciones (Apple y Google) y más concretamente a los 8.000 desarrolladores que tienen una aplicación ‘top’ en estas tiendas.
Las principales conclusiones incluyen:
• El 81% de los desarrolladores se encuentran en países de altos ingresos.
• El 95% del valor estimado de las aplicaciones se concentra en tan solo 10 países.
• Los mercados emergentes ganan solo un 1% del total de ingresos de las aplicaciones.
• Las tiendas de aplicaciones obtienen, a fin de cuentas, obtienen los mejores beneficios sesgando aún más la concentración de valor hacia Estados Unidos y otros productores principales.
– El 69% de los desarrolladores en países de bajos ingresos luchan por exportar a la escena global en comparación con los países de altos ingresos, donde sólo el 29% de los desarrolladores fueron incapaces de exportar. En Estados Unidos, sólo el 3% de los desarrolladores no exportó.
– EE.UU. es el productor dominante en todos los mercados analizados en la muestra, con excepción de China, Japón, Corea del Sur y Taiwán.