Este octubre está previsto que el gigante mundial de la televisión por internet Netflix, con más de 65 millones de usuarios en el mundo y presente en más de 40 países, aterrice en España. Esta plataforma de servicio de suscripción de vídeo bajo demanda (en inglés, video on demand, SVOD) es uno de los casos de éxito de uso del big data, es decir, del tratamiento y análisis de grandes cantidades de datos. La profesora de los estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, Judith Clares, apunta que «los macrodatos han permitido a la empresa tomar decisiones estratégicas importantes y de este modo diferenciarse de otros distribuidores y retener a sus audiencias».
Una decisión tomada en 2006, cuando Netflix todavía era un negocio de alquiler de películas que se mandaban en formato DVD por correo, fue la clave del éxito: «la compañía, para conocer mejor a su usuario, organizó un concurso en el que ofrecía un premio de un millón de dólares al proyecto que pudiera descubrir el mejor algoritmo para predecir los gustos de sus subscriptores», explica Elena Neira, profesora de marketing cinematográfico y distribución audiovisual de la UOC. La fórmula ganadora empezó a utilizarse en la plataforma digital en 2009 y desde entonces se ha ido mejorando con el consiguiente crecimiento espectacular de la empresa, ahora una de las más mejor situadas en el índice bursátil de Estados Unidos de América.
Los hábitos de los usuarios permiten catalogar cerca de 80.000 nuevos «minigéneros»
Para conocer el comportamiento de sus clientes, Neira explica que «Netflix monitoriza el número de reproducciones (en marcha, adelante, atrás, pausa, abandono), las valoraciones de cada película, el soporte con que se visiona, la ubicación geográfica, el día y la hora del visionado, la huella digital que vamos dejando con nuestros comentarios» e incluso «los retrasos que hay en la visualización de un producto debido al buffering o al bitrate (parámetro que indica el flujo de datos con el que se puede reproducir un archivo de vídeo en un ordenador y que puede afectar a la calidad de la imagen)».
La compañía, por otro lado, tiene la capacidad de ofrecer un canal de recomendaciones personalizado porque «existe un equipo de personas que visionan vídeos horas y horas y asignan etiquetas y categorías a todo en el catálogo que se va adquiriendo», asegura la experta. Este equipo de etiquetadores (taggers), además, se refuerza localmente contratando a personas en los territorios donde la compañía tiene previsto desembarcar, lo que garantiza una incorporación óptima de la cultura audiovisual del país a su algoritmo. Así, con todos estos datos, la plataforma, con un catálogo digital de cerca de 9.000 títulos, ha sido capaz de definir cerca de 80.000 nuevos «minigéneros».
Datos masivos para una producción propia y distribución innovadora de contenidos
Netflix hoy en día tiene un papel destacado en la distribución de productos audiovisuales en el mundo y al mismo tiempo está adquiriendo relevancia en la producción propia de contenidos. Su primera apuesta de producción, la serie de TV House of Cards, con un premio Emmy y dos Globos de Oro, triunfa en todas partes. «La filosofía del big data de la compañía ha contribuido al éxito», subraya Clares, «porque ha permitido hacer una serie según el gusto de su amplia audiencia y decidir estrategias innovadoras de distribución, como es el estreno simultáneo de todos los capítulos de una misma temporada».
Si bien la realidad televisiva y la cinematográfica son diferentes, la profesora explica que «la búsqueda de nuevas fórmulas de distribución en las dos industrias tiene algunos motivos en común»: dar respuesta a las nuevas demandas de consumo de los usuarios, ávidos de novedades y de consumir lo que quieren de forma inmediata; la piratería; la necesidad de buscar, conseguir y retener nuevas audiencias y encontrar nuevas fórmulas para maximizar beneficios y diferenciarse de la competencia, entre otros.