Cientos de empresas europeas reciben estos días una misiva en que se les informa que sus empleados están descargando música ilegal en horas de trabajo. El remitente de la comunicación es IFPI (Federación Internacional de la Industria Fonográfica).
Yendo más allá de lo que algunos calificarían de chisme, IFPI advierte que tal situación puede afectar negativamente el prestigio de la empresa contactada, y exponer además su sistema informático a un grave riesgo de seguridad.
En Estados Unidos ya hay ejemplos de empresas que han debido indemnizar a la industria discográfica con cantidades de hasta 10 millones de dólares por las descargas de música realizada por sus empleados desde los sistemas de la empresa.