El documento en cuestión, denominado The Inspector Generals Survey of the Cuban Operation, constituyó una inusitada crítica interna por planificación deficiente, desinformación del gobierno, espionaje preparatorio insuficiente, negligencia frente a los jefes de los cubanos exiliados y exceso de atribuciones.
El informe ocasionó en su momento un desasosiego tal en la CIA, que su director, John McCone, ordenó la destrucción de todas las copias disponibles, guardando luego el original en una caja fuerte de su oficina.
La razón de que el informe haya sido hecho público en los últimos días, después de 36 años de celoso secreto, fue la insistencia y presiones ejercidas por el National Security Archive (Archivo de la Seguridad Nacional), centro de documentación de asuntos de política exterior, adscrito a la Universidad George Washington. El principal impulsor de la iniciativa fue Peter Kornbluh, encargado de la sección Cuba del citado Archivo de la Seguridad Nacional, quien basó su campaña en la Ley de Libertad de Información.
En un comunicado de prensa, Kornbluh señala que, en caso de haber sido publicado antes, el documento podría haber dado una orientación completamente distinta al debate público sobre las operaciones encubiertas, realizadas ya sea en Cuba o en otros países.