Según Wired, el gobierno australiano presentó el pasado mes un proyecto de ley, ya aprobado por el Congreso y que pronto se convertirá en Ley, según el cual la policía tendrá la facultad no sólo de monitorizar el uso que los australianos hacen de Internet y de sus computadoras, sino también quedará facultada para alterar el contenido de las mismas.
Como bien declara el abogado Chris Connolly a Wired, este es un terreno legal totalmente nuevo; no creo que exista un ejemplo similar en otro lugar del mundo.
Según la nueva ley, las cortes australianas podrán autorizar a la policía a realizar intervenciones es decir hackear sistemas informáticos privados, pudiendo copiar e incluso alterar los datos contenidos en ellos, en aquellos casos en que exista sospecha de que son relevantes en términos de seguridad interior.
Como podía esperarse, las autoridades defendieron el proyecto de ley señalando que se trata de una mera actualización de una ley anterior, que únicamente queda compatibilizada con las nuevas tecnologías.
Por su parte, Greg Taylor, portavoz de Electronic Frontiers Australia, declaró en Sydney a la publicación que no quisiera usar la palabra orwelliana (refiriéndose al autor de 1984) pero no se me ocurre otra palabra mejor para describir esta situación. A juicio de Taylor, la nueva ley ni siquiera hará necesario que las autoridades legislen sobre el tema de la encriptación, ya que ahora estarán facultadas para intervenir una computadora antes de que el usuario pueda siquiera cifrar la información. Han ido a la fuente misma, concluyó.
Wired concluye su nota citando a Paul Budde, un analista independiente con base en Sydney, quien declaró que si el gobierno ahora puede ser el mayor hacker del país, entonces estamos socavando la seguridad informática en lugar de protegerla.