El gerente de seguridad de Microsoft, Mike Nash, declaró a la publicación Washington Post que la compañía considera seriamente convertir el actual sistema de actualización de Windows, que ahora es voluntario, en un procedimiento obligatorio para todos los usuarios particulares. Nash precisó que las mismas consideraciones no están siendo abordadas para el caso de los clientes corporativos.
La explicación aducida por el ejecutivo es que al convertir la actualización de Windows en un procedimiento obligatorio se solucionaría el problema de seguridad que surge cuando los usuarios no instalan los parches, o código reparador, que corrigen vulnerabilidades. Cuando esto ocurre, los hackers pueden usar agujeros de seguridad ya corregidos por Microsoft para realizar ataques que también perjudican a los usuarios que sí se preocupan de actualizar su software.
Otra razón invocada por Nash serían los deseos de los numerosos usuarios de Windows, que preferirían no tener que asumir, a título personal, la responsabilidad de informarse constantemente sobre los problemas de seguridad reinantes y, consecuentemente, actualizar su software.
Microsoft aún no ha adoptado una decisión sobre la materia, pero Nash deja entrever que esta podría producirse antes del lanzamiento del próximo paquete de servicio para Windows XP. Alternativamente, la actualización obligatoria podría ser parte de Longhorn, que se espera para fines del próximo año.
Expertos en seguridad informática consultados por Washington Post reaccionaron positivamente ante la idea de Microsoft. Incluso la organización de protección de la privacidad en Internet, EFF (Electronic Frontier Foundation) señaló que hay muy buenos argumentos como para imponer una actualización automática y obligatoria de Windows, aunque recalcó que Microsoft debería explicar exactamente en qué consistiría tal modalidad y sus implicaciones para el usuario.
Fotografía: Mike Nash, vicepresidente, gerente de seguridad de Microsoft.