Frente a la derrota judicial que le infligiera el juez Thomas Penfield Jackson el pasado 3 de abril, cuando señaló que Microsoft había violado la legislación estadounidense antimonopolios, la compañía de Bill Gates se vio en la necesidad de modificar su estrategia, tanto judicial como publicitaria, enfocandola más bien en la defensa y en la búsqueda de apoyo en la opinión pública.
En un documento presentado al tribunal la semana pasada, Microsoft comenta la situación urgiendo al juez a desestimar las exigencias del Departamento de Justicia, exponiendo luego las medidas que estaría dispuesta a aplicar unilateralmente.
Una de las ideas ventiladas por Microsoft es crear una nueva versión de Windows, en que no exista el vínculo natural con Internet Explorer. Es decir, la compañía estaría dispuesta a producir una versión de Windows carente del lector web, o en que este pueda ser ocultado al usuario, según sus preferencias personales.
Otra de las medidas propuestas por Microsoft apunta a establecer un precio fijo de venta de licencias de Windows a los OEM (fabricantes de equipo original) y no sujeto a variaciones vinculadas a su mayor o menor lealtad hacia la compañía de Bill Gates, determinada por su grado de inclinación a preinstalar productos de la competencia en sus máquinas.
Otro tercer elemento de gran importancia es que Microsoft se comprometería a facilitar a desarrolladores y programadores las porciones del código nativo de Windows imprescindibles para armonizar la comunicación entre la aplicación y el sistema operativo. Hasta ahora, el código ha sido considerado en su totalidad un secreto corporativo y jamás facilitado a empresas de la competencia.
Cabe señalar que Microsoft establece en su propuesta que las medidas de reparación autoimpuesta tendrían una vigencia de cuatro años.
En caso de aceptar el juez y el DOJ la propuesta de Microsoft, la causa sería cerrada y las medidas propuestas por Microsoft entrarían en vigor con efecto inmediato. En caso de ser rechazada la propuesta se daría por iniciado un largo proceso judicial que probablemente acabaría en la Corte Suprema de EEUU.