Según la Corte de Apelaciones, el caso tiene una importancia excepcional, por lo que expresa interés en que la apelación de Microsoft frente al dictamen del juez Penfield Jackson sea estudiada por sus magistrados. A juicio de algunos observadores estadounidenses, la mayoría de los jueces que revisarían la apelación de Microsoft simpatizan con la compañía.
El Ejecutivo estadounidense fundamenta sus deseos de llevar la causa antimonopolios directamente a la Corte Suprema señalando que de esa forma se ganaría tiempo y se evitaría a la vez ocasionar un enorme gasto al fisco de ese país. La decisión de la Corte de Apelaciones, de acoger o rechazar la petición del DOJ, es totalmente soberana.
Microsoft, por su parte, defiende la alternativa del proceso regular, que le permitiría apelar durante todo su desarrollo antes de llegar a la Corte Suprema. El interés inmediato de la compañía de Bill Gates es que la Corte de Apelaciones anule el dictamen del juez Penfield Jackson de dividirla en dos unidades corporativas independientes.
En su apelación, Microsoft señala que el juez incurrió en numerosos errores de procedimiento, tanto en lo relativo a los hechos propiamente tales como en la aplicación de la ley. De igual modo, indica que el juez ha dispuesto un procedimiento legal que obstruye el derecho de la compañía a defenderse con todas las posibilidades a que establece la ley.