La polémica y desasosiego interno en Telefónica, motivados por acusaciones de enriquecimiento ilícito y supuestas presiones del gobierno español, fueron los factores desencadenantes de la renuncia de Villalonga, quién recibirá una indemnización de 25 millones de dólares.
Juan Villalonga asumió la presidencia de Telefónica el 6 de junio de 1996 y, al cabo de cuatro años había logrado multiplicar en 600% el valor de la compañía.
El sucesor de Villalonga será César Alierta, actual presidente de una compañía tabacalera española, además de presidir el Instituto Español de Analistas Financieros y ser miembro del consejo de administración de la Sociedad Rectora de la Bolsa de Madrid.
Con la salida de Villalonga concluye un áspero proceso de distanciamiento entre el gobierno español y el jefe de Telefónica, quien declaró ante representantes sindicales de la compañía que su salida se vio motivada por la obtrusión de que estaba siendo objeto por parte del Ejecutivo.