Medir el riesgo reputacional es la nueva tendencia en prevención de fraude

Cuando una institución financiera es víctima de un fraude interno o externo, su mayor costo no suele ser financiero, sino que en imagen.

Valores asociados a la marca de un banco como credibilidad, solidez, seguridad y confianza pueden perderse en cuestión de minutos ante un evento de fraude.

El monitoreo del riesgo reputacional es, en este contexto, una de las nuevas tendencias en prevención de fraude. Se trata de medir cómo diferentes eventos pueden impactar negativamente la reputación de una institución.

Así lo explicó José Etchegoyen, Director Regional de Soluciones para Latinoamérica de SAS y experto internacional en fraude y regulación bancaria, quien analizó la evolución del mercado financiero nacional y del resto de la región en cuanto a la prevención del fraude.

“Chile es un país que ha ido reaccionando bien, fijando un régimen bastante estricto en el área de riesgo y exigencia de capital. Lo que sí está pasando es que está evolucionando de la simple gestión de riesgos más básicos, como créditos, hacia una visión integrada de riesgos más avanzados y complejos metodológicamente, como la gestión de activos y pasivos, o de liquidez. Hoy, los bancos líderes en Chile están demandando este tipo de soluciones”, explica el ejecutivo.

Según Etchegoyen, actualmente el análisis y medición del riesgo reputacional es un factor relevante, en su calidad de riesgo no financiero. En este caso, SAS ofrece una Gestión Integral del Riesgo, utilizando dos herramientas principales. Primero, la captura de los potenciales eventos que pueden dañar la imagen o reputación de una empresa a través de la herramienta SAS Enterprise GRC. Mientras que el modelamiento de datos se realiza con OpVaR.

Cuando el riesgo viene desde dentro

Afortunadamente, Chile no es un mercado atractivo para las redes de fraude, porque maneja volúmenes pequeños. “Las redes de crimen organizado suelen ir a países que son muy permisivos como Paraguay, Nicaragua, El Salvador, Bolivia, Europa del Este o países con volumen; por eso donde hay más fraudes en la región es Brasil, luego vienen México y Colombia, este último por un tema histórico con el narcotráfico” analiza Etchegoyen.

En comparación, los puntos de fraude que tienen los bancos en Chile son pequeños. “Sin embargo, una tendencia que vemos es el crecimiento del fraude interno, como el caso La Polar. Cuando uno hablaba de fraude siempre pensaba en fraude de terceras partes, pero el fraude interno está creciendo, y se relaciona con prácticas de negocio poco sólidas y cuidadosas”.

Previniendo una crisis

Etchegoyen ve hoy a América Latina en buen pie frente a la crisis que azota a Europa. Incluso sorteó bien a la norteamericana que hizo estragos en 2008. A juicio del experto este mayor blindaje es producto de la cruda experiencia. “Somos una región que sabe de crisis y hoy estamos mejor preparados que hace 10 o 15 años. Los bancos en general han tomado conciencia de que tienen que prepararse para estas situaciones, por lo que el ejercicio de escenarios extremos es algo de todos los días. Producto del dolor fuimos generando nuestras propias herramientas”, afirma.

El otro factor que el ejecutivo considera relevante en el menor impacto de la crisis en Latinoamérica es que su sistema financiero nunca fue muy permisivo, ni de avanzada, a diferencia de los europeos, americanos e inclusive los asiáticos, donde se crearon instrumentos híbridos que generaron la crisis en Estados Unidos.

Para el Director Regional de Soluciones para Latinoamérica de SAS una forma de prever una crisis es a través de ejercicios de riesgo, llamadas Pruebas de Stress. En éstas se modela y se calcula capital extraordinario que se podría llegar a necesitar en caso de un evento crítico mayor (catástrofe financiera, política o natural, como un terremoto o tsunami).


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