´Resentimientos personales y sentimientos de responsabilidad han sido las dos principales razones por las que la gente llama a la línea confidencial de BSA´, señaló la organización.
En tal sentido, la entidad cita el siguiente relato anónimo: ´Antes de contactar a BSA, advertí a mis superiores de su uso ilegal de software. Me dijeron que no importaba, que nadie se daría cuenta. Su reacción cambió mucho mi percepción sobre la compañía. Empecé a cuestionar seriamente el respeto que tenía a mis supervisores: es difícil respetar a alguien cuando sabes que está robando. Así que dejé a la compañía y contacté a BSA para alertarlos. Después recibí una parte del dinero que la compañía ha pagado a BSA´.
El único inconveniente pudiera ser que la recompensa de BSA supone como condición que la denuncia resulte en un arreglo extrajudicial exitoso o en un juicio condenatorio contra la compañía infractora.