Cuando un tribunal sueco sentenció en abril pasado a los dueños de TPB a un año de cárcel y al pago de una indemnización de 2,4 millones de euros (3,5 millones de dólares), el empresario sueco Hans Pandeya anunció sus intenciones de comprar el sitio por el equivalente al monto de la indemnización.
Al conocerse las intenciones de Pandeya, la industria discográfica tomó la palabra para exigir que los fondos de la venta fuesen canalizados directamente a IFPI y no a la cuenta de los sentenciados. En septiembre, las autoridades tributarias suecas confiscaron el coche, motocicleta y otros haberes de Pandeya debido a una deuda tributaria impaga por 76.000 euros (USD 111.000). Posteriormente, ese mismo mes, Global Gaming Factory fue excluida de la Bolsa de Valores de Suecia por haber desinformado a la entidad sobre la situación económica de la empresa.
Ahora están mejor las cosas
Según la publicación TorrentFreak, Pandeya asegura que su situación ha cambiado y que la facturación de Global Gaming Factory ha aumentado en 270%. Aparte de ello, la empresa habría recibido un nuevo préstamo por 1,9 millones de coronas suecas (182 euros / 275.000 dólares).
Pandeya ha reiterado su interés por comprar TPB, aunque por un precio inferior al inicial. La causa aducida por Pandeya es que ahora es más incierto de donde podrían provenir los ingresos de una versión legal de TPB. Según Pandeya, al no existir ningún responsable formal de TPB se disipa la posibilidad de cobrar por los torrents.
Los observadores suecos se muestran mayoritariamente escépticos ante las intenciones de Pandeya. Uno de ellos indica que lo más probable es que se trate de una cortina de humo tendiente a pulverizar la responsabilidad por el sitio y así dificultar el cumplimiento del fallo contra los fundadores de TPB.