Mediante su requerimiento, ASCAP aspiraba a recibir un pago extra cada vez que la música de sus afiliados fuese ejecutada en forma de ringtones de teléfonos móviles en lugares públicos como calles.
El razonamiento de ASCAP era que los operadores telefónicos deberían pagarle royalties por los ringtones, ya que éstos deberían ser considerados como una reproducción pública, al igual que un concierto o radiodifusión. Cabe señalar que los operadores telefónicos de hecho ya pagan royalties para poder convertir la música en ringtones.
Sin embargo, el argumento de que los ringtones constituyen pequeños conciertos para un público no fue acogido por el tribunal, según el cual los operadores telefónicos no tienen posibilidad alguna de saber cuándo y dónde los ringtones serán ejecutados. Asimismo, no comparte la definición de concierto hecha por ASCAP.
Fuente: The Register