Hace aproximadamente un año, Dell comercializaba computadores con el sistema operativo Linux preinstalado, en series de productos paralelas a las que llevan Windows. La línea Linux fue abandonada repentinamente, con la explicación oficial de que no eran comercialmente viables.
Sin embargo, los nueve estados son de otra opinión. En un escrito presentado por sus abogados, los querellantes indican que Dell congeló el proyecto Linux como resultado de las presiones de Microsoft. Según la acusación, Microsoft habría amenazado a Dell con negarse a renovar el contrato de instalación de Windows en máquinas Dell nuevas si la compañía insistía en entregar sus máquinas Linux de manera paralela a Windows. La advertencia habría sido hecha por el propio presidente de Microsoft, Steve Ballmer, durante una reunión con su homólogo de Dell, Michael Dell, realizada en 2000.
Sin embargo, habría de pasar un año antes de que Dell retirara del mercado sus máquinas Linux.
El tribunal habría tenido acceso a un documento interno de Microsoft, en que Steve Ballmer escribe: “Es inapropiado que nuestro principal socio en la plataforma Windows 2000 realice al mismo tiempo una comercialización agresiva a favor de otro sistema operativo”.
