Durante una serie de conversaciones celebradas en Ciudad de México durante la Cumbre de Líderes de América del Norte (NALS), Estados Unidos, México y Canadá acordaron una lista de resultados centrados en el trabajo conjunto para abordar cuestiones que van desde la inmigración hasta la crisis climática.
La Casa Blanca detalló la colaboración en una hoja informativa, siendo el primer punto de la agenda una iniciativa para reforzar las capacidades de fabricación de semiconductores en Norteamérica. Está previsto que la campaña comience a principios de 2023 con el “primer foro trilateral de semiconductores de la historia”, durante el cual la Administración Biden pretende debatir el potencial de inversión en cada uno de los tres países.
Como parte de este propósito, los países han acordado ampliar la cartografía de recursos minerales esenciales en Norteamérica con el fin de recopilar información sobre recursos y reservas. Cada país debe realizar un estudio geológico con este fin, así como celebrar un taller trilateral para compartir datos y fomentar la cooperación.
México pretende aprovechar el auge de la producción estadounidense de chips con sus propias instalaciones de envasado, pruebas y diseño, mientras que EEUU y Canadá esperan utilizar las riquezas minerales del país a través de este pacto.
México cuenta actualmente con los décimos mayores yacimientos de litio del mundo y últimamente ha intentado nacionalizar la extracción de estos recursos.
La ficha informativa también hace hincapié en la importancia de colaborar con el sector privado de la región para mejorar el desarrollo y la movilidad de los estudiantes, así como de reunir a expertos de la industria y del mundo académico en semiconductores, TIC, biomanufactura y otras industrias clave de fabricación avanzada y logística.
Los tres países aplicarán “agresivamente” soluciones energéticas sostenibles, aumentarán la producción y el uso de vehículos de emisiones cero y cambiarán a combustibles más limpios.
Uno de los aspectos más importantes de esta promesa es el compromiso de investigar normas para desarrollar el hidrógeno como fuente de energía sostenible.
Los países expresaron su intención de crear un mercado norteamericano de hidrógeno limpio, incluyendo la posible colaboración en I+D, reglamentos y normas de seguridad, agrupaciones transfronterizas de hidrógeno, corredores verdes de transporte de mercancías y operaciones marítimas integradas.
Por último, los países fijaron el objetivo común de conservar el 30% de la superficie terrestre y oceánica del planeta para 2030.