Arm tiene más de 6.500 empleados en todo el mundo, y 3.000 en el Reino Unido, principalmente en su planta de Cambridge. Desde esta sede británica han declarado al diario británico The Guardian que la mayoría de los despidos, que podrían alcanzar los 1.000 puestos de trabajo, se producirán en el Reino Unido y en Estados Unidos.
Este último anuncio contrasta fuertemente con los planes de adquisición de NVIDIA, que incluían la inversión en el centro de Arm en Cambridge y la creación masiva de puestos de trabajo. Estos planes se frustraron en febrero, al fracasar la operación por múltiples obstáculos regulatorios.
Dentro de la industria de los semiconductores, siempre ha existido la sensación de que Arm y su empresa matriz, Softbank, necesitaban la adquisición más que NVIDIA. El acuerdo de 30.000 millones de libras esterlinas habría sido la mayor adquisición en la industria de los chips hasta la fecha y su efecto potencial sobre los rivales resultó demasiado difícil de ignorar para los reguladores.
Sin embargo, el último anuncio de Arm provocará ondas expansivas en miles de empleados que ahora están preocupados por sus puestos de trabajo, según Mike Clancy, secretario general del sindicato Prospect. La empresa es uno de los proveedores más importantes de empleos tecnológicos de alta calidad en el Reino Unido y su decisión se hará sentir en todo el sector. “Siempre supimos que existía el riesgo de que, tras la venta a NVIDIA, la empresa intentara reestructurarse o recortar costes. Necesitamos urgentemente el liderazgo del Gobierno para proteger los puestos de trabajo británicos y el gasto británico en investigación y desarrollo”, dijo Clancy.
