Los drones son la más reciente innovación que se une a los vehículos aéreos convencionales y a los satélites en la recopilación de datos de percepción remota.
También conocidos como VANT (Vehículos Aéreos No Tripulados), estos objetos son equipados con cámaras tanto de video como fotográficas en combinación con una serie de sensores avanzados y con aparatos de grabación especial, aunado a sistemas de automatización y el uso de la inteligencia artificial conforman una solución avanzada de tomas aéreas, lo que hace posible ofrecer una amplia gama de aplicaciones.
Desde el punto de vista civil los VANT traerán beneficios significativos para diversas industrias, gobierno y población en general, sin embargo al igual que muchas innovaciones disruptivas, tales como Internet y los teléfonos móviles, se necesitará tiempo para su total implementación, ya que existe la preocupación generalizada de los gobiernos de que el uso desordenado de estos equipos implica riesgos asociados al mal uso de esta tecnología, para lo cual se pretende estructurar una estricta regulación en su uso.
Vulnerabilidad en los drones
Como cualquier dispositivo tecnológicamente sofisticado, los drones también pueden ser objeto de abuso. De ahí la importancia de garantizar la seguridad de los mismos. Las siguientes son algunas medidas clave a considerar:
– Reglamentos más amplios para los aviones no tripulados deben ser promulgados o de lo contrario tendremos el mismo caos que existe virtualmente en Internet cuando sea una realidad potencialmente peligrosa con una amplia gama de cuestiones de seguridad y protección personal. La Administración de Aviación Federal (FAA) en los Estados Unidos ha estado examinando esto durante más de cinco años, y todavía no tienen una solución clara e inclusive la aceptación de los drones comerciales. Sin embargo, una ley de reforma (“FAA Modernization and Reform Act Of 2012″) fue puesta en marcha para que la FAA tome una decisión sobre los drones comerciales en 2015.
– Controles de seguridad que impiden cuestiones obvias como chocar con otros aviones, estrellarse contra una multitud de personas, golpear las líneas de energía, y tomar en cuenta el factor del clima.
– Controles de seguridad que impiden el uso no autorizado, la demanda de comunicación cifrada, operar con software especialmente diseñado para mitigar los ataques, el apoyo en tiempo real y monitoreo del sistema forense, y contar con procedimientos de respuesta a incidentes.
– Si los drones están recolectando o almacenando datos confidenciales, se deberán aplicar consideraciones como la confidencialidad, integridad y disponibilidad, tal como lo hacen dentro de un centro de datos corporativo.
La mayoría de los expertos coinciden en señalar que el uso civil de drones superará al militar en menos de una década. Estamos empezando a comprender la extensibilidad de los drones donde su objetivo con fines militares está siendo desplazado por el comercial en beneficio de la población.
En la actualidad los VANT ocupan una posición estratégica en tareas de investigación de índole diversa. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) hay aproximadamente 450 organismos registrados, entre empresas privadas, sectores gubernamentales y académicos a nivel mundial que están utilizando los drones para dichos propósitos.
Blue Coat advierte que se debe estar atentos al gran auge y crecimiento de los VANT y a los controles de seguridad que se requieren para evitar cualquier vulnerabilidad.
Por Blue Coat Systems
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Ilustración: Tyler Olson © Shutterstock.com