La Consultora española PROFit, ha hecho público un informe sobre los criterios que las organizaciones aplican a la hora de realizar la selección de sus proveedores de Outsourcing tecnológico. Para esta compañía, un adecuado proceso de selección de proveedores resulta determinante para lograr un alto grado de satisfacción durante la prestación del servicio, algo que resulta cada vez más complejo. De hecho, y según esta consultora, cerca del 50% de los procesos de externalización no ofrecen los resultados inicialmente previstos.
El análisis que PROFit ha realizado entre más de 60 proyectos en calidad de asesor independiente de procesos de outsourcing desde el 2000, le ha permitido definir en forma de decálogo los criterios más valorados por las compañías para elegir al proveedor más competente.
El coste de la oferta, junto con la calidad estimada del servicio, representan los dos criterios fundamentales a la hora de iniciar la toma de decisiones en el proceso de evaluación de proveedores. Estos criterios están íntimamente relacionados con la experiencia del proveedor, con el nivel de sus recursos humanos y técnicos, y con la probabilidad de cumplimiento de los acuerdos de nivel de servicio.
La capacidad tecnológica del proveedor a la hora de proponer e implantar soluciones de mejora, su flexibilidad de crecimiento para responder ante nuevas peticiones del cliente, junto con los beneficios que pueda aportar en términos de mejora de la plataforma y procedimientos, tras la finalización del contrato, son criterios generalmente aplicados a la hora de valorar el potencial tecnológico de los candidatos.
Por otro lado, el conocimiento que el proveedor tenga sobre el negocio de la organización constituye un factor clave para reducir a un mínimo la inestabilidad provocada por el cambio en el modo de suministro. La capacidad de transición, es por lo tanto, un criterio altamente valorado, al igual que el alineamiento del servicio con las estrategias competitivas de la empresa que evalúa la manera en la que el proveedor orienta la tecnología a los objetivos del negocio del cliente.
Los últimos tres criterios. Hacen referencia, al grado de responsabilidad y compromiso que el proveedor pueda tener con el proyecto; éste será mayor cuanto mayor sea su retorno de la inversión esperado. La facilidad para ejercer el control o supervisión del servicio por parte del cliente y las condiciones expuestas en la oferta sobre un hipotético cese de la actividad son también valoradas.
