La demanda original de Bristol era por 263 millones de dólares y se basaba en supuestas pérdidas sufridas por la compañía al negarse Microsoft a proporcionarle el código fuente de Windows. A entender de Bristol empresa dedicada a tender puentes entre Windows NT y Unix Microsoft les había utilizado ilícitamente en el marco de la competencia entre ambos sistemas operativos.
Microsoft, por su parte, alegó que Bristol no aceptó basar sus operaciones en el mismo tipo de licencia otorgada a compañías como Mainsoft, optando en cambio por la estrategia corporativa de demandarles.
El tribunal, en tanto, llegó a la conclusión de que sólo uno de los cargos presentados por Bristol era efectivo y que podía sancionarse conforme a la legislación del Estado de Connecticut sobre libre competencia. Sin embargo, se trata de una infracción menor que sólo puede sancionarse con una suma simbólica, que en este caso fue de un dólar.
En un comunicado de prensa, Microsoft escribe que el fallo del tribunal representa una importante victoria para toda la industria del software, debido a que deja intactos los derechos que una compañía tiene para licenciar su propia tecnología de una manera adecuada a sus intereses.