Nuestras empresas de tecnologías y servicios están cambiando el mundo en que vivimos, Este rol protagónico de agentes precursores de innovaciones y evoluciones económicas, sociales y organizacionales; conlleva una responsabilidad social empresarial clave que como industria debemos asumir y liderar.
Sin duda la Transformación Digital está modificando la vida y hábitos de miles de millones de personas. Lo que hace décadas era una utopía, como la conexión inalámbrica e instantánea, hoy es un avance concreto y aplicado que contribuye a elevar los estándares y alcances del acceso a la información y, en consecuencia, eleva los niveles de bienestar.
Responsabilidad Social Tecnológica (RST)
En la era del Big Data, del procesamiento de millones de datos personales, de hábitos de consumo, de salud (y enfermedades) y de comportamientos financieros, el tratamiento que se aplica a esa información es crítico.
En este contexto, si sólo se considerasen las variables clásicas como máxima utilidad al menor costo, fácilmente se puede dejar de lado la ética de la organización, su rol social, ese que va más allá de producir beneficios económicos y; en definitiva, su reputación ante el entorno y los ecosistemas sociales en que convive.
Es en este punto, cuando asumimos que la recolección y almacenamiento de miles de millones de datos personales implica ocuparse también de recomendaciones, protocolos, e incluso legislación especial para garantizar la protección de la información; limitando su utilización con fines que podríamos catalogar como “poco éticos”, estamos siendo actores activos y dinámicos en materia de Responsabilidad Social Tecnológica.
En Europa esta discusión ya avanzó hacia el nivel de las soluciones concretas, lo que se tradujo en el Reglamento General de Protección de datos (GDPR).
Por su parte, en nuestra región, estamos recién enfrentándonos a las externalidades negativas que surgen de la Nueva Era Digital y, en este contexto, discutir acerca de la Responsabilidad Social Tecnológica es crucial para trazar los siguientes avances en consonancia con el pilar fundamental de una sociedad saludable y en desarrollo, el bien común.
Finalmente, debemos mantener siempre, y en un estatus estratégico, la dimensión ética y social que generan las nuevas tecnologías y los avances que vendrán en un futuro cercano. Muchas veces el retorno no es inmediato, de hecho, es altamente probable que las siguientes administraciones sean quienes cosechen los frutos. Nuestro papel hoy es construir las bases.
Por Emilio Madero, Vicepresidente de de Marketing y Operaciones de Ventas, CenturyLink, América Latina