Medio ambiente y TI, un desafío permanente

Uno de los principales desafíos de la industria TI para el segundo decenio del siglo XXI será, claramente, alinearse con la reducción de la huella de carbono y aportar de esa manera a un medioambiente más amigable y sustentable.

La virtualización como tecnología, los procesadores multinúcleos, la green IT, en general, permiten realizar un aporte concreto a la reducción de la huella de carbono, es decir, a hacer más eficiente nuestra relación con el medio ambiente, al contaminar menos.

Existen muchos ejemplos que apuntan hacia esa dirección, como las tecnologías de comunicaciones de videoconferencias que evitan que las personas deban desplazarse para tener comunicaciones eficientes, lo cual impacta no sólo en la reducción de costos, sino también en el menor uso de energía.

Asimismo, la disminución del uso del papel puede ser determinante en la reducción global de la huella de carbono, si se implementan y masifican aplicaciones de factura electrónica, boleta electrónica y libros contables electrónicos, que tienen como principal objetivo disminuir el uso intensivo del papel y proporcionar ahorros importantes en lo que es el almacenamiento y el despacho de documentos. La tendencia será reemplazar los documentos en papel por documentos digitales, por lo que quienes estamos en esta industria debemos estar muy comprometidos con este tipo de tecnologías.

Otro de los aspectos importantes en este ámbito es la proliferación del modelo SaaS (Software as a Service), utilizando la cloud computing, permitiendo el uso eficiente y eficaz de energía, aportando así a la disminución de ésta. La cloud computing por sí misma influye en esa reducción. No obstante, es necesario considerar que esa influencia dependerá de si los centros de operación que prestan los servicios de software están alineados o no con la disminución de la huella de carbono. Esto significa que en la medida que los servicios recibidos por la cloud computing sean prestados por empresas que trabajen el tema, éstas puedan ser evaluadas y los consumidores puedan, a su vez, conocer las iniciativas y roadmap de implantación.

Por último, los desechos computacionales deben ser procesados por entidades especializadas, ya que tienen un impacto muy negativo en el medioambiente. Esto, con el fin de contribuir con la responsabilidad social de las empresas, por ejemplo, a través del reciclaje de residuos electrónicos y metales no ferrosos. En esta industria se dan de baja equipos en forma muy temprana, por lo que es posible reutilizar y reciclar muchos de estos componentes. La industria debe proponerse ese lineamiento.

Por Víctor Cabrera, gerente general de DBNeT


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