Según la fiscalía de California, ambos inculpados robaron información ultrasecreta, y altamente sensible en términos de competitividad, de las compañías Sun Microsystems, Transmeta y NEC.
La acusación señala que los sujetos espiaban con el fin de transferir la información a su país, China, que experimenta dificultades para desarrollar procesadores de rendimiento similar a los producidos por compañías estadounidenses como Intel o AMD.
Hasta ahora no ha podido demostrarse que los inculpados trabajaran directamente para el gobierno chino, aunque habían solicitado financiamiento del fondo nacional chino de investigaciones sobre TI.