La sicóloga Kimberley Young, autora del informe, señala que algunos individuos desarrollan un grado tal de dependencia de Internet, que terminan por aislarse de su familia y amigos, descuidando además su trabajo, únicamente para poder navegar más tiempo por la red.
Según algunos expertos, el hecho que el uso patológico de Internet sea reconocido como enfermedad tendrá algunas consecuencias en el plano jurídico, como por ejemplo en juicios en que se dispute el cuidado de menores de edad.
Al parecer, el uso patológico de Internet se asemeja a otros trastornos de dependencia en el sentido que los primeros en percatarse de la gravedad de la situación son las personas cercanas a quién está desarrollando la enfermedad.