Indicador de competitividad empresarial

Existe la tendencia en los mercados mundiales, y ya totalmente aceptado a nivel local, que para mantener prósperas relaciones comerciales entre empresas y personas, donde deben imperar claras señales de garantía y eficiencia, es importante también contar con certificaciones internacionales de calidad. Esto, para acreditar know how y conocimiento en la actividad que se desarrolla, entendiendo esto como una clara ventaja competitiva para enfrentar de mejor forma la permanente competecia en la que nos encontramos inmersos.

De esta forma, es creciente el número de empresas, y que de acuerdo a la industria en que se encuentran insertas, que tienen certificaciones internacionales de alta valoración por parte del mercado, como son las normas ISO en todos sus tipos, CMMI, ITIL y NCH 2728, por mencionar las más conocidas. Se trata, claramente, de valor agregado y compromiso de calidad, pero si entendemos el trasfondo que motiva a las organizaciones a destinar recursos importantes para que sus empresas cuenten con esa misma calidad, podemos entender que existe el simple hecho de buscar un respaldo que los acredite como agentes serios en su rubro.

Sin embargo, hay un tema que resulta más relevante y de amplio análisis cuando de buscar diferenciación se trata, y que comprende el sencillo análisis del nivel de formación y preparación profesional que se posee para desempeñar un cargo. En ningún caso en lo que se refiere a la formación de pregrado con el que los trabajadores ingresan a las empresas, sino que a la posibilidad real que la organización tiene para capacitar y formar especialistas diferenciados que aporten con un sello único y que va mas allá de una certificación de calidad.

Porque una compañía atenta por formar especialistas dentro de su estructura, debemos entenderla como una organización que valora y busca el aporte que las personas pueden entregar cuando se trata de encontrar el máximo potencial de sus integrantes y a través de ellos transmitir ese valor a sus clientes. Es aquí donde se debe entender que el indicador de capacitación empresarial es un importante diferenciador que las empresas deben usar. Es decir, publicar y transmitir a sus clientes, con la misma intensidad que las certificaciones de calidad les generan a ellas mismas. Esto se sustenta por el hecho de que una empresa que se esmera en potenciar las habilidades específicas de su personal entrega también al mercado una mejor performance a la hora de proveer sus servicios o productos en todas las líneas de la organización.

En síntesis, el indicador de formación profesional podemos calcularlo como la cantidad de personas capacitadas respecto al total de personas de la empresa y de ahí desglosar las líneas específicas en que ésta capacitó a su personal. De esa forma, mientras más alto es el índice en relación al total, más especializada resultará ser la organización. Se trata de lo verdaderamente relevante, puesto que este indicador habla de una estrategia, una forma de entender el relacionamiento con los clientes y una actitud por parte de los líderes de buscar siempre la excelencia y una orientación al dinamismo profesional.

Por Fernado Benavides
Gerente División In Motion Educación


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