Tales países son, según la organización Reporters Sans Frontieres (Periodistas sin Fronteras) los peores de una serie de 45 naciones que evitan que sus ciudadanos tengan pleno acceso a los servicios de Internet. En el caso de muchos países de la lista, Internet se ha convertido en un enemigo público de facto.
Bajo pretextos políticos o religiosos de proteger el interés nacional o frenar el flujo de información subversiva o indecente, los regímenes totalitarios bloquean o censuran en grado máximo el acceso de sus ciudadanos a la red.
Paralelamente, Periodistas sin Fronteras pone de relieve que Internet representa un serio dilema para tales regímenes ya que, por una parte, la red pone en jaque los sistemas de control y censura en que basan su poder. Por la otra parte, Internet representa un importante factor de desarrollo económico, en los albores de la era de la información.
El dilema se ve acentuado para los regímenes antidemocráticos ya que, una vez permitida la instalación de Internet, muchos ciudadanos tienen la posibilidad de eludir los sistemas electrónicos de control cifrando su información o usando servidores anónimos.