Consultoría world class, que no se transforme en un elefante blanco

Se tiende a pensar que las mejores prácticas de la industria a nivel mundial siempre son aplicables a un negocio local.

De acuerdo a las predicciones de la consultora internacional IDC, durante este año, el 65% de las empresas medianas y grandes en Latinoamérica evaluarán la implementación de soluciones inteligentes que permitirán la expansión o transformación del negocio. Así, y en un contexto donde la innovación tecnológica se ha transformado en un must, muchas veces se cometen errores involuntarios a la hora de implementar modelos de negocios o tecnologías de apoyo que no están en directa relación con los objetivos de la organización.

Y es que se tiende a pensar que las mejores prácticas de la industria a nivel mundial siempre son aplicables a un negocio local. Eso es cierto, pero sólo siempre y cuando esas mejores prácticas, llamadas de clase mundial, se adapten a la realidad local y se adecúen a la filosofía empresarial, según sus particularidades, necesidades, inquietudes y metas.

Implementar modelos de negocios pre establecidos, probados en todo el mundo, suponiendo que todo el mundo es igual a la empresa local, puede transformarse en un gran elefante blanco cuando no se invierte de manera paralela en la cultura de la empresa y en áreas de inteligencia permanentes que se hagan cargo de estas mejoras. Porque, en  esta  empresa, la organización no puede quedar aislada.

Muchas veces, las grandes inversiones para optimizar el negocio  se transforman en una montaña rusa, con altos y bajos; con lagunas entre un ciclo de inversión y otro, donde  todo lo aprendido se pierde por no ser parte de una política de mejora continua. Así, tras varios fracasos la organización  va perdiendo credibilidad en los resultados.

Por ello, el desarrollo de áreas de  inteligencia de negocios tiene que ir de la mano con la real capacidad de gestión de la organización, sino sólo se convierte en un ejercicio teórico, un elefante blanco; y potenciar la gestión comercial implica también entender la cultura, a los clientes y las plataformas tecnológicas como un  complemento, una herramienta más con la que se cuenta. Se torna, de esta manera, indispensable partir desde las necesidades de la organización, considerando  su forma de hacer las cosas para hacer más eficiente lo que ya se hace, a través de la sistematización, es decir, la mejora continua.

Por Juan Pablo Forno, director consultor de Formulisa


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